El caro precio de ser DT.
"A los entrenadores les cuestionan... y cuando encuentran resultados en lugar de darles mérito surge la famosa frase: "Nos hizo caso"."
%2017_03_26.png)
El escaso conocimiento de fútbol nos lleva a juzgar a un entrenador -incluso a pedir su cabeza- después de dos o tres partidos de iniciada una competencia extensa. Para que un equipo se asiente en la cancha necesita mínimo 6 encuentros, especialmente si el club generó muchos cambios en relación a la temporada ante- rior, como ha pasado con Barcelona, Liga y Emelec.
​
No ha sido sorpresa escuchar o leer en las primeras fechas de la LigaPro que Fabián Bustos, Luis Zubeldía y Miguel Rondelli debían renunciar o ser cesados de sus puestos por una que otra derrota.
​
En el fútbol se necesita un tiempo prudencial para lograr los primeros objetivos, como que el equipo tenga una idea de juego y algunos jugadores se adapten a ella, a sus compañeros, a la ciudad, a la filosofía del club, entre otros.
​
“El que es crack no necesita mucho tiempo, toca la cancha y ya demuestra su talento”, es la frase cliché que utilizan no pocos desde hace algunas décadas para contrarrestar el concepto del tiempo de cocción que requiere un cuerpo técnico.
​
A los entrenadores les cuestionan sus gustos, estilos, alineaciones, esquemas, la forma de vestir, de declarar y de caminar… Y cuando encuentran resultados en lugar de darles mérito surgen las famosas frases:
​
“Nos hizo caso”.
“Por fin cambió”.
“Se dio cuenta que no era así”.
“Los jugadores lo están salvando”.
“Los rivales son más malos”.
“El equipo está ganando, pero juega feo”.
​
Frases que se acaban solo si el DT logra el título. Pobrecitos los que osan quedar segundos, terceros o cuartos; así sus equipos jueguen vistoso y hayan perdido la corona por gol diferencia, uno o dos puntos. Ellos serán desde ese momento señalados como fracasados y sin capacidad para dirigir a un grande. Para muchos, o casi todos, solo los campeones valen.
​
La gran muestra: el torneo de 2021. Solo faltó que pidan estatua para Renato Paiva. Para Ismael Rescalvo, que ganó la tabla acumulada y terminó segundo, exigían, mínimo, se vaya al infierno.